Tuesday, March 25, 2008

old days

En diciembre de este año se cumplen tres años de haberme graduado de la universidad, desde entonces creo que he vivido en el “mundo real” ese del cual éramos advertidos tanto por profesores como padres y conocidos graduados. Mi enfrentamiento con el “mundo real” no ha sido tan malo y creo que en general no me ha ido nada mal, empiezo a creer que la verdadera chinga no viene cuando trabajas sino más bien cuando trabajas y además cometes la estupidez de echarte un engorroso compromiso como el de crear una familia. Pero en fin no hagan mucho caso a este comentario, vivo reflejo de la laxa generación a la que pertenezco.
En fin, hoy es martes 25 de marzo, me encuentro en la biblioteca de mi ex casa de estudio. Aprovechando que estoy de vacaciones, vine con el pretexto de finiquitar un proceso que tenía pendiente, además de darme una dosis de nostalgia. Este solía ser –suele ser según compruebo- el lugar de reunión para los trabajos de equipo, cuando realmente ocurría, me refiero a trabajar en equipo, este lugar se convertía en una plaza llena de bullicio, alejada completamente de lo que debe ser una biblioteca. Cuando no era así, simplemente era el lugar en donde cada quien se llevaba a casa su parte del trabajo, para depués enviarla al personaje encargado de juntarla y darle formato.
Pues así, cómo lo hacía entonces, contemplo la dinámica de la universidad, como me ocurría cuando después de mucho tiempo regresaba a algún lugar de mi infancia, igual ahora veo los lugares más pequeños. Creí por mucho tiempo que eso se debía al crecimiento “físico” de mi cuerpo, ahora veo que no es así: los pasillos ahora son más estrechos, las jardineras más pequeñas, los edificios menos altos –claro, sólo los que sobreviven desde entonces- y tengo el mismo tamaño que en ese entonces.
Detrás de los lentes oscuros que me permiten pasar sin ser visto, veo el ir y venir de estudiantes; ahí van los que se dirigen a sus clases, y los que vienen saliendo éstas. Ahí están también los pequeños grupos que se siguen redefiniendo en cada reunión entre clases. Ahí está una generación nueva, desconocida de universitarios que no saben que fui estudiante y que desearía un día más volver a serlo. Por qué? Sencillamente porque es más divertido estudiar, creo.
Seguiré un rato más por acá, quizás vaya allá "enfrente" –aulas 11- a ver si hay establecimientos nuevos, quizás me chingue una torta del “don”. Iré a visitar la oficina de uno que otro maestro, daré una vuelta por el gym, el teatro, etc. Después regresaré a casa, aliviado de que no tenga alguna tarea pendiente ni un trabajo para mañana. Mañana, tendré otro día de vacaciones y no habrá escuela, la semana que entra regresaré al trabajo y serán cada vez más los años que tenga de haber salido. Y así la vida…

F.