Wednesday, January 11, 2006

Mi primer cuento

Mi primer cuento titulado "Vals venezolano"

Para que no se me duerman los dedos de las manos tocaré el “Vals Venezolano”.

Tara ra ra ra ra tu ru ri rá ra…

…es difícil con una cuerda menos.

El día que se rompió casi me saca uno ojo; eso me pasa por no poner atención en lo que hago. Pero siempre es un distractor que te pasen un par de tetas como las de aquella tipa de la película. Sí, las de esa mujer que se parece a mí vecina, ¡bueno! se le parecen las tetas, por lo demás son muy diferentes. Mi vecina más bien es medio llenita y por momentos parece hombre, pero vaya par de tetas.

Ja, “tetas”, Tetas, T E T A S, TEEEETAAAAAASSSSSSSSS.

Tetas es una palabra chistosa ¿no te parece?

En fin, tara ra ra ra tu ru ri rá ra… Sería bueno que aprendiera de una buena vez a tocar esta fregadera. ¿Te imaginas si supiera tocarla? ¡Madre! Sería el alma de las fiestas. Igual y hasta me hacía de una banda y tocaba en bares o en antros. ¡Wow! la de…

¡OH…C E R V E Z A…! Amarga pero dulce CEEERVEEEEEZAAAAAAA.

-¡Cerveza gratis para toda la mesa señores!-. Claudia ya se había quedado dormida, digamos que no aguantó la trasnochada. ¿Se llama Claudia?

-¡Hey! ¡Tú! ¡Guey! ¿Cómo se llama esta vieja?-

Ja, ni idea, creo que se llama Claudia. Tiene cara de Claudia. Jessica no puede ser y Sandra menos. ¡Puta madre!, ¿Cómo diablos te llamas? Que tal que vienen a buscarte y preguntan por ti. ¿Qué les digo? –¡Sí claro! Aquí estuvo conmigo esa que ustedes buscan y que no sé como se llama- ¡Ohhhh! Ahora que lo pienso, eso sería material como para un historia. Bueno hoy en día todo es material para una historia, ¿o no? Mira, piensa en la historia de una tipa que de pronto aparece dormida al lado de un guey, pero cuando despierta se da cuenta de que no lo conoce, pero no sólo eso, si no que además ni siquiera recuerda su propio nombre. El guey por supuesto, no tenía porque saberse el nombre de ella, porque cuando uno está en el desmadre y quiere tirarse a alguien, lo que menos le importa es el nombre, sino más bien, lo que le interesa, es saber de que tamaño tiene las ¡TETAS!

¡Ja!, ¡Tetas¡ Titas, tutas, totas, tatos, titos, ¡ja!

Después de sacarse la resaca con un par de aspirinas y una cerveza, Claudia…

-¡Momento pues! ¿No qué no se acordaba de su nombre?-

…decidió…decidió…

…decidió que lo mejor era volverse a su casa y sacar las cosas de ese cabrón. No el del bar, no el baboso que se creía rockstar y empezó a regalar tragos. ¿Cómo se llamaba? ¡Va! Para lo que importa ahora. Bueno, ese no, sino el otro cabrón…



…el tipo que le dejó el saldo en contra en su cuenta de banco y dos moretones en la espalda.

Y pensar que dejé a Javier por irme con él. Javier por lo menos no mentía. Cuando decía te quiero yo le creía. Y le creía porque de alguna forma me conmovía cuando ponía esa cara de ¡Quiéreme!, como la que ponen los perritos de las veterinarias detrás de la jaula.

Así, igual me veía cuando cerré la puerta y le dije que me iba. Pero en fin, si el amor es una decisión, tal como lo afirma el tipo este del libro que me contó Martha, yo decidí no quererlo y ni hablar, así son las cosas. De igual manera todo resulta en la misma porquería, pues el amor dura hasta que comienza el hambre. De hecho, creo que las únicas personas que tienen la capacidad de amar son las madres, y eso algunas ¡eh! Sino cómo te explicas lo de la señora Ramona. Sí, la que perdió a sus dos hijas en un accidente de carretera y aún así sigue viva, creyendo que la vida continúa. ¡Carajo! Eso sí es amor, la renuncia es amor, aprender a decir adiós, desprenderse. Lo demás son pendejadas, pura territorialidad. ¡Al fin y al cabo, animales! Y todo por una puta pinchadura de llanta. Si uno supiera que se va a morir por la culpa de una llanta, ¿qué sentido tendría la vida?

Pero en fin, si el amor es un rayo que de pronto te parte sin esperarlo, como dice este otro autor, un argentino…

…Bueno el punto es…

… … …

…qué no la semana pasada me dijo el idiota de Cesar –No mames negra te juro que ahora sí le voy a echar ganas con Paty- Y justo ayer en el Bar hasta le cantaba a la gringa esa al oído.

“It had to be you...It had to be you”.

-Do you mind if we leave this place?-

-¿Qué?-

Perdóname Patricia, pero esto es un experimento socio-cultural. Trato de identificar en cuánto tiempo se enamora a una extranjera en territorio mexicano. Pero... ¿Qué me habrá querido decir? El único pedo es que esta gringa de seguro quiere seguir la fiesta y yo ya ni dinero traigo. ¡Mendigas viejas! Nada más andan con uno para ver que le sacan. Sí... sí... ¡hasta las gringas!

Y pensar que por ellas uno es hasta capaz de dejar a los amigos. ¿O no?



-Doctor, Doctor- gritó la mujer visiblemente agitada y con lágrimas en los ojos.

-¿Qué pasa señora?-

-Mi hijo... doctor, ¡Movió su mano carajo! ...le juro que movió su mano-

-Buena señal -dijo el doctor, buena señal-

La sensación de todos esos tubos en mi cuerpo era verdaderamente insoportable. ¿Por qué llora mamá? ¿Dónde está Claudia?

Comenzaron a llegar más personas al cuarto y así, durante un largo rato, permanecimos todos…

…esperando.

El fin de otra etapa

Pues ya lo ven, ha llegado el fin de una nueva etapa, a partir de ahora quedaron atras las inocentes juergas, los engañosos compromisos, las fingidas responsabilidad. Se termino la época de universitario y con ello mi etapa de estudiante formal. Y aunque aún quedan muchísimas cosas por aprender, sé bien que estoy dejando quizá la mejor etapa de mi vida, la de mis años mozos. En fin, nuevos retos y nuevas fronteras llegan y mis inquietudes pasaran a ser otras: buscar un maldito trabajo que me de para vivir, empezar a pensar en edificar algo para el porvenir. Ah! apenas se ha terminado esto y ya lo extoy extrañando, qué Remedio! soy un nostálgico incorregible.

F.